inicio
Sí, los hijos de Adán, como una gran caravana y una enorme comitiva, han venido atravesando
los valles del pasado, siendo huéspedes en la estepa de la existencia y la vida, y mientras
marchan en grupos sucesivos hacia las altas montañas y jardines adornados del futuro, han
atraído la atención del universo.
“¿Quiénes son estas criaturas extrañas y asombrosas?
¿De dónde vienen? ¿Hacia dónde se dirigen?”, se preguntaban. Entonces, para comprender su
situación, el gobierno de la creación les envió la ciencia de la sabiduría (fenn-i hikmet) a
su encuentro. Y entre ellos comenzó el siguiente diálogo:
Sabiduría:
—¿De dónde venís? ¿Hacia dónde os dirigís? ¿Cuál es vuestra
ocupación en este mundo? ¿Quién es vuestro líder?
A esta pregunta, en nombre de los hijos de Adán, como lo hicieron los grandes profetas semejantes a él, Muḥammad el Árabe –que las bendiciones y la paz sean sobre él– salió a su encuentro como representante de la humanidad y respondió así:
—¡Oh sabiduría! Estas personas que ves, son criaturas que, por el poder del Sultán de la Eternidad (Sâni-i Ezelî ﯽلزَأ ﺻﺎﻧﻊِ), han sido sacadas de las tinieblas de la inexistencia al mundo luminoso de la existencia. El Sultán de la Eternidad nos ha elegido a nosotros, los humanos, entre todos los seres existentes y nos ha confiado la gran confianza (emanet-i kübra ﺍَﻟْﺄَﻣَﺎﻧَﺔِ ﭐﻟْﻜُﺒْﺮَﻯ).
Nos encontramos en movimiento hacia la felicidad eterna (saadet-i ebediye ﺳَﻌَﺎﺩَﺓِ
ﭐﻷَﺑَﺪِﻳَّﺔ) por el camino de la resurrección (haşir ﺣَﺸْﺮ). Nuestra tarea en este mundo es
asegurar ese camino de felicidad eterna y hacer fructificar nuestras capacidades innatas
(istidad ﺍِﺳْﺘِﻌْﺪَﺍﺩ), que son nuestro capital original.
Y después de esto, quien lidera
esta gran caravana humana con la misión de la profecía encomendada por el Sultán de la
Eternidad, soy yo. He aquí en mis manos el Noble Corán (Kur’ân-ı Azîmüşşân ﻗُﺮْﺁﻥِ ﻋَﻈِﻴﻢُ
ﺍﻟﺸَّﺄْﻥ), que me fue dado como decreto de profecía.
Si tienes dudas, ¡tómalo y léelo!
Dado que estas respuestas de Muḥammad el Árabe –la paz y las bendiciones sean sobre él– fueron dichas con el lenguaje del Corán y derivadas del Corán, se comprende que los elementos fundamentales del Corán se centran en los siguientes cuatro objetivos:
¡Oh Gente del Libro!
Así como habéis creído en los profetas y libros
anteriores, ¡creed también en Muḥammad –la paz y las bendiciones sean sobre él– y en el
Corán!
Porque así como ellos anunciaron la llegada de Muḥammad –la paz sea con él–,
también las pruebas que establecen la veracidad de ellos y de sus libros han sido
encontradas con su realidad y espíritu en el Corán y en Muḥammad –la paz sea con él–.
Por
lo tanto, debéis aceptar que el Corán es la palabra de Allah y que Muḥammad –la paz y las
bendiciones sean con él– es Su mensajero.
¡Oh Gente del Libro!
Aceptar el Islam no os traerá dificultad alguna.
¡Que no os pese!
Pues no se os ordena abandonar por completo vuestra religión. Solo se os
invita a completar vuestras creencias (itikadat ﺍِﻋْﺘِﻘَﺎﺩَﺍﺕ) y a construir sobre los
fundamentos religiosos que ya tenéis.
Porque el Corán ha recogido todas las bellezas de
los libros anteriores (kütüb-ü sâlife ﺍَﻟْﻜُﺘُﺐُ ﭐﻟﺴَّﺎﻟِﻔَﺔ) y los principios fundamentales
de las leyes de las antiguas revelaciones. En cuanto a los principios, es un perfeccionador
y un reformador. Es decir, los corrige y los completa.
Solamente en las ramas de la ley (füruat ﭐﻟْﻔُﺮُﻭﻉ), que están sujetas a transformación y
cambio por el efecto del tiempo y el espacio, actúa como un legislador.
Y en esto no hay
nada que contradiga a la razón ni a la lógica.
Así como en las cuatro estaciones hay necesidad de cambiar de ropa, de comida y de medicina,
y como en las etapas de la vida de una persona cambian los métodos de educación y
enseñanza,
de igual manera, por la exigencia de la sabiduría y la conveniencia, en las
normas prácticas de la religión (ahkâm-ı fer’iye ﺍَﺣْﻜَﺎﻡِ ﭐﻟْﻔَﺮْﻋِﻴَّﺔ), hay cambios
conforme a los niveles de la vida humana.
Porque una norma práctica puede ser beneficiosa en un momento, mientras que en otro puede
convertirse en perjudicial.
O una medicina puede ser remedio para una persona, mientras
que para otra se vuelve veneno.
Por esta razón, el Corán ha abrogado (nesh ﺍَﻟﻨَّﺴْﺦ) algunas normas prácticas. Es decir, ha juzgado: “Su tiempo ha terminado, ahora corresponde a otras normas”.
- Sâni-i Zülcelâl (ﺻﺎﻧﻊِ ﺫُﻭﺍﻟْﺠَﻼَﻝ): El Creador de Majestad
- Rahmân-ı Rahîm (رَحْمٰنِ رَح۪يمْ): El Misericordioso, el Compasivo
- emanet-i kübra (ﺍَﻟْﺄَﻣَﺎﻧَﺔِ ﭐﻟْﻜُﺒْﺮَﻯ): el Gran Depósito o Confianza, referido a la responsabilidad que el ser humano ha aceptado frente a la creación.
الْبَاقِى هُوَ الْبَاقِى
Said NURSI

